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Sigue leyendo para aprender cinco posiciones de meditación diferentes, para poder elegir la postura más cómoda para ti, cada vez que medites. La postura es esencial para la meditación, pero puedes adoptar un enfoque flexible ante ella, y cambiar tu postura según te sientas cada día.
En nuestra formación de meditación insistimos mucho a nuestros alumnos en que la postura tiene que ser cómoda y estable. En meditación es importante no moverse, ya que si el cuerpo se mueve, la mente se mueve, y lo que deseamos al meditar, es llegar a un estado de silencio y quietud.
Lo mejor es que comiences tu práctica en una posición que te resulte natural. Para crear un hábito es importante comenzar en un lugar cómodo, de modo que si lo necesitas, puedas cambiar suavemente la postura durante tu práctica.
1. Postura de pie
La meditación de pie es una mejor manera de lograr la atención plena para aquellos con lesiones deportivas, artritis o afecciones que les impiden estar sentados por mucho tiempo.
En algunas tradiciones, la meditación de pie se considera superior para alinear «los meridianos» y los chakras y para el flujo de energía. Existe un beneficio definitivo en términos de atención plena, ya que es más fácil permanecer atento cuando se está de pie, ya que la somnolencia rara vez es un problema.
Para hacer bien la meditación de pie, mantén tu espalda erguida, con los pies separados a la altura de los hombros. Mueve los pies de modo que los talones giren ligeramente hacia adentro y los dedos de los pies apunten ligeramente en dirección opuesta.
Una vez que estés en posición, dobla ligeramente las rodillas. Permite que tu cuerpo se arraigue a través de tus pies con cada exhalación. Imagina que tu energía se eleva a través de la coronilla de tu cabeza con cada inhalación. Para mayor relajación, coloca tus manos sobre tu corazón para que puedas sentir tu respiración moviéndose a través de tu cuerpo.
2. Postura sentada en una silla
Puedes meditar fácilmente mientras te sientas en una silla, lo que lo convierte en la práctica perfecta para meditar en una pausa del trabajo o mientras viajas. Para estar en la posición correcta para meditar sentada, siéntate en tu silla con la espalda recta y los pies apoyados en el suelo. Deben formar un ángulo de 90 grados con las rodillas. Quizá para ello tienes que deslizarte hasta el borde de la silla.
Siéntate con la espalda recta, de modo que la cabeza y el cuello estén alineados con la columna. Puedes colocar una almohada detrás de la espalda baja o debajo de las caderas para mayor apoyo. Si no estás seguro de qué hacer con las manos, puede apoyarlas sobre las rodillas o colocarlas en tu regazo.
3. Postura virasana, de rodillas
Si estás en un lugar donde puedas arrodillarte cómodamente, pruébalo. Una ventaja de esta postura es que es más fácil mantener la espalda recta. Para hacer esto, descansa en el suelo sobre las rodillas dobladas. Tus espinillas deben estar planas en el piso con los tobillos debajo de tu trasero.
PuedeS colocar un cojín entre las nalgas y los talones para brindar más apoyo y menos tensión en las rodillas. No deberías sentir dolor cuando estés en esta posición. Si es así, prueba con otra postura de meditación que te permita estar libre de dolor y sentirte relajada.
Asegúrate de enraizar tu peso hacia atrás y hacia abajo a través de tus caderas. Esto evita que ejerzas demasiada presión sobre las rodillas.
4. Postura de loto, sentada con las piernas cruzadas
Sentarse en una posición normal con las piernas cruzadas es una de las posturas de meditación más comunes, sobre todo entre los mas yoguis. Si eliges hacer esto, asegúrate de estar sentada en un cojín cómodo y apóyate de manera que tus caderas estén un poco más altas que tus rodillas. Esto evita que que tus piernas se duerman.
Siéntate erguida, en una postura cómoda, permitiendo que tu columna te sostenga, inclina la barbilla hacia abajo, y recoge tus manos en un mudra.
5. Postura de Savasana, tumbados boca arriba
Es posible que te resulte más fácil relajarte y liberar la tensión si te acuestas . De esta manera tu cuerpo está totalmente apoyado. Para hacer esto, acuéstate boca arriba con los brazos extendidos a lo largo de tu cuerpo. Los pies deben estar separados a la distancia de las caderas y los dedos de los pies pueden girarse hacia los lados. Si esto te resulta incómodo, modifica la postura para apoyar la zona lumbar.
Coloca una almohada debajo de las rodillas para elevarlas ligeramente mientras estás acostada. También puedes doblar las rodillas y colocar los pies planos sobre el suelo.
Manten tu conscencia despierta durante la meditación.
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